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miércoles, 16 de abril de 2014

Unos ingenieros químicos han desarrollado un sistema basado en unas partículas que se pueden leer mediante teléfonos inteligentes (smartphones), y que podría facilitar de manera enorme la lucha contra la falsificación de productos.

Entre el 2 y el 5 por ciento de todo el comercio internacional está relacionado con productos falsificados, según un informe de las Naciones Unidas de 2013. Estos productos ilícitos, que incluyen electrónica, piezas de aviones y de vehículos de automoción, así como productos farmacéuticos e incluso comida, pueden implicar riesgos de seguridad para el consumidor y costar cientos de miles de millones de dólares anuales a gobiernos y compañías privadas.

Se han desarrollado muchas estrategias para intentar etiquetar productos legítimos y prevenir el comercio ilegal, pero estas etiquetas son a menudo demasiado fáciles de falsificar, son poco fiables o resulta demasiado costoso ponerlas en práctica.

El equipo de Patrick Doyle y Albert Swiston, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, ha desarrollado una nueva y prometedora alternativa: un nuevo tipo de partícula que pueden leer los teléfonos inteligentes y que estos científicos creen podría ser utilizada para ayudar a autentificar objetos, piezas de los mismos, e incluso billetes, lo cual, esto último, ayudaría también a hacer más fácil la lucha contra la falsificación de dinero.

Las partículas, que tienen una longitud de unos 200 micrones y son invisibles a ojo desnudo, contienen rayas coloreadas de nanocristales que brillan mucho cuando son iluminadas con luz infrarroja de longitud de onda cercana a la de la luz roja. Gracias a poder escoger la combinación de colores, se pueden generar vastas cantidades de etiquetas diferentes.

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Recreación artística del concepto. (Ilustración: Jose-Luis Olivares / MIT)

Estas partículas pueden ser fabricadas con suma facilidad, e integradas en una gran variedad de materiales, así como soportar temperaturas extremas, exposición directa al sol y mucho uso. También podrían ser equipadas con sensores que examinen sus entornos, detectando, por ejemplo, si una vacuna refrigerada ha sido expuesta a temperaturas demasiado altas o demasiado bajas.

Las micropartículas podrían ser dispersadas dentro de las piezas electrónicas o en los envases de medicamentos, durante el proceso de fabricación, incorporadas directamente a objetos fabricados mediante impresión 3D, o incrustadas en billetes. Podrían ser asimismo incorporadas a una tinta que emplearían los artistas para autentificar su arte físico.

Otra ventaja de estas partículas es que pueden ser leídas sin un descodificador caro como los que se necesitan en la mayor parte de las demás tecnologías anti-falsificación. Usando la cámara de un teléfono inteligente, equipada con una lente que ofrezca una magnificación de unos 20 aumentos, cualquiera podría observar las partículas después de iluminarlas con un puntero láser de luz del infrarrojo cercano.

Los investigadores trabajan además en una aplicación para teléfono inteligente que podría procesar aún más las imágenes y dar la información al instante.

En la labor de investigación y desarrollo han intervenido también Jiseok Lee, Paul Bisso, Rathi Srinivas y Jae Jung Kim.

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