Entender por qué y cómo los organismos envejecen ha sido y sigue siendo uno de los grandes retos que tiene la biología y la biomedicina. A medida que envejecemos muchas funciones de nuestro cuerpo se alteran y deterioran, incrementándose el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes, cáncer o Alzheimer. Los mecanismos moleculares propuestos para explicar este proceso han sido muy variados, entre ellos la acumulación de daños por estrés oxidativo en diferentes componentes celulares, una disminución en la capacidad de reparación de nuestro DNA o disfunciones de las mitocondrias que controlan el metabolismo celular. No hace mucho que se descubrió que mutaciones en el gen LMNA, que forma parte de la membrana nuclear, es la causa de una enfermedad rara denominada progeria.
Núcleos de individuos jóvenes (izquierda) y viejos. (Imagen: UPO)
Este síndrome se manifiesta con síntomas similares al envejecimiento en niños de 1 a 2 años y va acompañado de un deterioro de la morfología y organización del núcleo de las células. Esta relación entre deterioro de la morfología nuclear y envejecimiento también se ha observado en personas mayores sanas.
En cepas con reducida actividad del gen homólogo al receptor de la IGF/insulina humano, aun siendo longevas, la velocidad de deterioro es similar a la de una cepa no longeva, lo que indica que estos cambios en la morfología nuclear no necesariamente provocan una reducción de la vida media del individuo.
http://noticiasdelaciencia.com/not/10097/el_deterioro_del_nucleo_de_las_celulas_no_es_la_causa_del_envejecimiento/
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