Para datar restos prehistóricos hasta ahora se venía utilizando el carbono 14, un isotopo radiactivo que con el paso de los años va desapareciendo. Cuando han transcurrido unos 40.000 años, es decir, aproximadamente el periodo de llegada de los primeros humanos a Europa, la porción que queda es tan pequeña que se puede contaminar fácilmente y hacer que las fechas parezcan más recientes. Fue a partir de 2005 cuando se comenzó a aplicar una nueva técnica, la que se utiliza para purificar el colágeno en pruebas de ADN. Con este método se consigue la porción de materia orgánica original, desprendiendo toda la contaminación posterior.
Y, con esta nueva técnica, en yacimientos clave de toda Europa los científicos van llegando a las mismas conclusiones: "Vemos que la llegada de nuestra especie a Europa se produjo unos 8.000 años antes de lo que se pensaba, y donde podemos ver las dataciones más antiguas de nuestra especie y las más recientes del neandertal vemos que, en un marco regional concreto, no hay superposición", explica Alvaro Arrizabalaga, profesor del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología y, junto a María José Iriarte y Aritza Villaluenga, uno de los investigadores de la UPV/EHU que ha participado en el estudio.
Imágenes de la excavación de Labeko Koba. (Foto: EHU)
Las tres cuevas elegidas para la investigación recién publicada se encuentran en Girona (L'Arbreda), Gipuzkoa (Labeko Koba) y Asturias (La Viña), es decir, en los extremos occidental y oriental de los Pirineos, por donde se produce el flujo de poblaciones y animales entre la península y el continente. "L'Arbreda está en el paso oriental; Labeko Koba, en el valle del Deba, se encuentra en el pasillo de entrada por los Pirineos Occidentales (Arrizabalaga e Iriarte la excavaron de urgencia en 1988 antes de que fuera destruida por la construcción de la variante de Arrasate) y La Viña tiene el valor de paradigma, pues proporciona una secuencia magnífica del Paleolítico Superior, es decir, del comportamiento técnico y cultural de los cromañones durante la última glaciación", señala Arrizabalaga.
La selección de restos fue muy estricta y solo se admitieron útiles elaborados con huesos o, en su defecto, huesos con huellas claras de actividad humana, en general, con marcas de descarnizado, es decir, de cortes en las zonas de los tendones para retirar el músculo. "La curva de Labeko Koba es la más consistente de las tres, que a la vez son las más consistentes de la Península Ibérica", explica Arrizabalaga. En Labeko Koba se dataron 18 restos, y los resultados son totalmente convergentes con respecto a su posición estratigráfica, es decir, los que aparecieron en las capas más profundas son los más antiguos.
http://noticiasdelaciencia.com/not/10096/neandertales_y_cromanones_no_coincidieron_en_la_peninsula_iberica/
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