El análisis paleopatológico de la mandíbula y de los restos dentales de este individuo de un 1,8 millones de años, conocido como D2600, ha revelado signos de infección y dientes muy desgastados. Como explica Laura Martín Francés presentan un severo e inusual patrón de desgaste, “lo que nos llevó a realizar un estudio comparativo con otras especies del registro fósil, ya que observamos que éste era diferente al de australopitecinos, H. heildebergensis y neandertales”.
La hipótesis presentada sugiere que este patrón de desgaste estaría relacionado con una ingesta de alimentos fibrosos y abrasivos, como frutas y plantas y, por tanto, la dieta sería más parecida a la de chimpancés y gorilas.
“Este tipo de hábito alimenticio requiere procesos pre- y para-masticatorios que serían los causantes de la morfología del desgate de la dentición anterior y posterior”, señala Laura Martín-Francés.
"Es decir, un desgaste tan acusado deja, por una parte, la cavidad pulpar expuesta a agentes infecciosos que habría derivado en los abscesos. Y, por otra parte, el mismo desgaste, la ruptura del esmalte, y las migraciones dentales afectan a la estabilidad de los movimientos masticatorios que llegaron a causar la degeneración de la articulación mandibular o artropatía temporomandibular”, explica Laura Martín-Francés.
De este artículo también se ha hecho eco la revista Nature y es fruto de un Convenio de Cooperación entre España y la República de Georgia, auspiciado por la Fundación Duques de Soria.
http://noticiasdelaciencia.com/not/9472/los_fosiles_de__lsquo_homo_georgicus_rsquo__desvelan_su_dieta_y_enfermedades/
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