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domingo, 19 de enero de 2014

Discernir entre bacterias buenas y malas


Se calcula que los intestinos de cada persona albergan cerca de cien billones de bacterias. Esa cantidad es incluso mayor que la de las células que componen el cuerpo humano entero según algunas estimaciones. Ejércitos de bacterias se cuelan dentro de nuestros cuerpos en el momento en que nacemos, y son huéspedes no invitados pero necesarios.

En su mayor parte, estas bacterias son laboriosas y amistosas. Algunas de ellas son incluso benéficas, ayudándonos con la digestión y produciendo vitaminas. Unas pocas bacterias malignas, sin embargo, nos matarían si les permitiésemos quedarse.

A veces la diferencia entre inofensivo y dañino es minúscula. Tomemos a la E. coli, por ejemplo. Miles de millones de bacterias E. coli viven en el intestino de una persona cualquiera. Ellas se ocupan de sus asuntos sin causarnos problemas. Sin embargo, una cepa particular de E. coli, llamada O157:H7, causa, solo en Estados Unidos, cerca de 2.000 hospitalizaciones y 60 muertes cada año. Las diferencias entre esta cepa y las otras son detectables sólo a escala molecular.

Pero ¿cómo diferenciar entre bacterias beneficiosas y bacterias malignas si son tan parecidas? Determinar si una bacteria es dañina o no usualmente requiere hacer crecer cultivos a partir de alimentos contaminados o de pacientes infectados. Éste es un proceso que consume bastante tiempo y que debe ser llevado a cabo en un laboratorio. Dado que se estima que 9,4 millones de casos de enfermedades transmitidas por los alimentos ocurren cada año sólo en Estados Unidos, es evidente que en todo el mundo la cifra de personas beneficiadas por un diagnóstico más rápido o por una alerta de riesgo más temprana en el entorno del primer infectado, sería muy grande. Y esa rapidez e inmediatez pasa en buena parte por desarrollar tecnologías que puedan identificar microorganismos con una rapidez mucho mayor que lo que hoy es posible.

Unos científicos de la Universidad Estatal de Arizona en Estados Unidos han desarrollado un chip microfluídico que puede separar a gérmenes malos de los buenos. Este nuevo dispositivo podría acelerar significativamente el proceso de identificación de bacterias dañinas y otros microorganismos nocivos. El equipo de Mark A. Hayes y Paul V. Jones espera crear dispositivos portátiles, energizados por pilas, que puedan realizar análisis allá donde se necesite y no solo trasladando la muestra a un laboratorio anclado en un edificio, así como suministrar datos relevadores en unos minutos, en vez de en cuestión de días.

Utilizando un prototipo del nuevo aparato, basado en una nueva técnica, el equipo de Hayes ha conseguido separar cepas patógenas de otras que no lo son, en bacterias muy similares unas de otras dentro de la especie E. coli.

Hasta ahora, el dispositivo sólo se ha utilizado para evaluar cultivos exclusivos de bacterias, pero los creadores del aparato esperan pronto poder utilizarlo para evaluar mezclas complejas de partículas, como las típicas que podemos hallar en la naturaleza o en el cuerpo humano.
http://noticiasdelaciencia.com/not/9323/discernir_entre_bacterias_buenas_y_malas/
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