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viernes, 13 de diciembre de 2013

¿La obesidad altera el sentido del gusto?

En un nuevo estudio, se ha comprobado que unos ratones con sobrepeso tenían menos células gustativas capaces de detectar el sabor dulce.

Las autoras de esta investigación han llegado a la conclusión de que el sobrepeso afecta severamente a la capacidad de los ratones para saborear lo dulce. En comparación con sus congéneres más delgados, los ratones obesos tenían una cantidad bastante menor de células gustativas sensibles al sabor dulce. Además, las células que sí eran sensibles, reaccionaban de una forma un tanto débil. Todo apunta, por tanto, a que la obesidad es capaz de cambiar la manera en que las células en la lengua que están en contacto con los alimentos reaccionan a diferentes tipos de ellos.


El hallazgo hecho por el equipo de la bióloga Kathryn Medler de la Universidad en Buffalo (Universidad Estatal de Nueva York), aporta una pista más para ayudar a esclarecer los motivos del auge espectacular que el sobrepeso y la obesidad tienen en muchas naciones industrializadas, y determinar hasta qué punto la obesidad altera la relación de la persona con la comida.


Estudios anteriores ya demostraron que la obesidad puede provocar alteraciones en el cerebro, así como en los nervios que controlan el sistema periférico del gusto, pero nadie había examinado a fondo las células en la lengua que están en contacto con los alimentos.

Investigar a dichas células es importante porque el sentido del gusto desempeña un papel importante en la regulación del apetito y, en última instancia, en determinar qué cantidad de comida nos hace sentir saciados.

Aun no se sabe muy bien cómo una capacidad mermada para saborear lo dulce puede conducir a un aumento de peso, pero estudios anteriores han demostrado que las personas obesas anhelan, entre otros, los alimentos dulces, aunque no pueden degustar el sabor dulce tan bien como las personas sin sobrepeso. Tal como razona Medler, es posible que la dificultad para percibir el sabor dulce haga que los ratones obesos deban comer más que sus congéneres sin sobrepeso para conseguir el mismo nivel de satisfacción y saciedad. Lo mismo puede ocurrirles a las personas.

En la investigación también han trabajado Amanda Maliphol y Deborah Garth.
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