Las cerámicas no son conocidas en absoluto como un material flexible; se rompen con facilidad cuando se las somete a presión. Pero un grupo internacional de científicos ha encontrado una solución para ese problema, al menos en el caso de los objetos muy pequeños.
Este grupo ha ideado un modo de fabricar objetos minúsculos de cerámica que no solo son flexibles, sino que también tienen "memoria" sobre su forma: Cuando se doblan y luego se calientan, regresan a sus formas originales.
Los materiales con memoria de forma a los que se puede deformar y luego son capaces de recobrar su forma original por sí mismos, con o sin ayuda de un estímulo externo como por ejemplo un cambio de temperatura, son conocidos desde la década de 1950. Pero hasta ahora, todos los materiales con esta capacidad han sido esencialmente metales y algunos polímeros, nunca cerámicas.
Primero, estos científicos crearon objetos de cerámica tan pequeños que son invisibles a simple vista. La razón de escoger un tamaño tan minúsculo es que los cuerpos pequeños son más resistentes a la ruptura.
Luego, los investigadores trabajaron en la estructura cristalina del material, optimizándola para su resistencia a las grietas, lo que dio como resultado filamentos de cerámica que tienen un diámetro de solo 1 micrómetro y una deformabilidad que permite que se doblen un 7 por ciento (o sea una extensión equivalente a cerca del 7 por ciento de su tamaño) repetidas veces y sin ninguna ruptura.
Al ser sometida a una carga, la estructura molecular del material cerámico estudiado por el grupo del MIT y la Universidad Tecnológica Nanyang se deforma en vez de quebrarse. Cuando se le calienta, recobra su forma original. Aunque ambas poseen la misma composición química, cada una de las configuraciones moleculares corresponde a un material distinto. Uno de estos materiales es la austenita y el otro la martensita.
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